Buenas noches a todos de nuevo. Mucho tiempo ha pasado, pero he retornado y seguiré contándoos historias alrededor de nuestra hoguera. Hoy os hablaré de una criatura peligrosa donde las haya, el basilisco. Si consultáis antiguas bibliotecas, os encontrareis con que ha habido distintas especies de esta bestia. Se dice que es una serpiente, cuya cabeza está decorada con una cresta, lo cual le da su nombre, pues basilisco significa, “el pequeño rey”. Otras personas lo han descrito como un gallo, amarillo, con cabeza y cola de serpiente. Su cola podía terminar en un garfio o bien en otra cabeza de serpiente. Podemos encontrar incluso alguna descripción más de este animal, pues se le ha descrito como un animal, con cabeza de gallina, y el cuerpo cubierto de escamas en vez de plumas, además de poseer ocho patas. Supongo que, al haber tantas descripciones del mismo animal, y tan distintas, es que existen varias especies distintas de este ser. Al parecer, también está emparentado con las cocatrices.
Para que nazca un basilisco, es necesario que un huevo de gallina sea empollado por una serpiente, o bien por un sapo durante nueve años. Dependiendo del “padre” que incube dicho huevo, esas características tendrá el nuevo ser. Este animal es peligroso desde el momento en el que nace, pues el entorno en el que desarrolle su juventud se verá reducido a un desierto, pues el aliento del basilisco es fuego, y a su paso las plantas se marchitan y el agua se emponzoña, tal es la maldad de esta bestia.
No obstante, las más mortíferas armas del basilisco son su veneno y su mirada. El 
veneno es tan potente que es capaz de matar elefantes enormes de un solo mordisco, tal es su potencia. En cuanto a su mirada, el simple hecho de atisbar los ojos de un basilisco induce la muerte instantánea. Cuando aún son jóvenes, los basiliscos se cuelan en casas, se esconden en rincones oscuros y aguardan a que algún pobre diablo pose su vista en ellos, provocándoles la muerte. Es por ello que en las grandes casas siempre hay espejos en las habitaciones, pues si consigues que el basilisco se vea a sí mismo, la serpiente monstruosa morirá sin remedio.
El basilisco es el rey de las serpientes, y como tal, las mantiene siempre asustadas y rindiéndole pleitesía. A pesar de todo, algunas personas, seguramente hechiceros poderosos, han conseguido domesticar basiliscos jóvenes, obligándoles a guardar lugares y riquezas. No obstante, estoy seguro de que un dragón sería una mascota mas adorable y simpática que estos basiliscos.
